Son 300 metros de adrenalina pura que el
visitante experimenta. Encargados garantizan seguridad y dicen que es una
estructura altamente calificada. Adultos y niños pueden participar.
El Picacho le da la bienvenida al deporte extremo. El principal centro de
esparcimiento y diversión dispone de la aventura del canopy para los
capitalinos más atrevidos. Álvaro Raúl Castro, coordinador de guardabosques del
proyecto, explicó que el canopy en primer lugar pertenecía a la empresa que
opera en Valle de Ángeles, pero por cuestiones de rentabilidad decidieron
retirar el equipo. En vista a ello, el parque absorbió el proyecto para obtener
ingresos propios y, obviamente, permitir que los ciudadanos vivan la
inigualable experiencia. Son 300 metros de distancia que los intrépidos pueden
recorrer, divididos en tres etapas o saltos, en los que la sensación de romper
el viento aflora en el cuerpo de las personas. Por esos tres saltos los visitantes
pagan 100 lempiras, mientras que los menores de edad solo cancelan 50 lempiras.
En cuanto a la seguridad, Castro aseguró que el canopy de El Picacho es una
estructura altamente calificada y que reúne todos los requisitos necesarios.
Además, los más temerosos tendrán el apoyo de cuatro guardabosques disponibles
a cualquier hora del día, los cuales fueron capacitados durante un mes en Valle
de Ángeles. Reveló que el proyecto ha tenido buena aceptación en el público, al
grado que reciben de diez a quince visitantes diarios, y esperan el número vaya
en aumento. El canopy se encuentra disponible de 8:00 de la mañana a 5:00 de la
tarde. Los excursionistas, sobre todo de escuelas, pueden hacer reservaciones
previas a su visita. Este es el único canopy que funciona en la capital de
Honduras.
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